septiembre 30, 2006

Íker Jiménez promueve... ¡agua a 140 dólares el litro!

Si usted no sabe quién es "Ramtha", no está consciente de uno de los más jugosos, desvergonzados y militantes engaños del "New Age" o niuéich, que diría mi tía Sofronia.

En caso de que no conozca a "Ramtha", lo más seguro es que no sepa quién es Masaru Emoto. Y si todavía no sabe quién es Masaru Emoto, está usted maduro para que Íker Jiménez y su tropa de presuntos allanadores y mentirosos certificados lo desplumen este domingo como a un pavo en vísperas de Navidad, contándole una milonga monumental.

Masaru Emoto en uno de sus muchos
vídeos promocionales diciendo: "Y también,
el agua es un espejo de usted mismo..." lo cual
no significa nada.
Lo que se dice de Emoto

Lo primero que probablemente escuchará usted es que Jimenitos o el empleadillo al que le haya mandado bordar este cuento hable de un tal "doctor" Masaru Emoto, que ha "demostrado científicamente" que el agua entiende varios idiomas y posee memoria. Para impresionarlo, le mostrarán unas fotos de unos cristales de agua muy bonitos, que se supone que se forman cuando uno pone cerca del agua un letrerito que diga "amor" o música de Mozart, o reza intensamente, y luego lo impresionarán mostrándole unos cristales todos chuecos y feos, que se forman (sigue suponiéndose) cuando uno pone un letrero como "mal rollo potente" o música de "Mago de Oz", grupo que además de heavy tiene el defecto de criticar a las religiones, o sea que son más malos que bañarse en ácido sulfúrico, y el agua lo sabeeeeeee (acá le subirán a la música de película mala que tanto le gusta a Íker).

A partir de esas afirmaciones absolutamente sin sustento (como veremos), procederán a contarle el siguiente cuento: a) que el agua "se acuerda" de la estructura cristalina que tuvo antes, b) que esto se relaciona de alguna forma misteriosona con la homeopatía y la salud, c) que "demuestra" el poder de la oración, d) que tiene que ver con la "física cuántica", concepto del que no entienden ni la mitad de un pepino Íker Jiménez ni ninguno de los miembros de su lamentable troupe, pero que usan porque sienten que les da credibilidad y legitimidad científica.

Y de allí se concluirá que todo eso, que no se sabe si pasa, que si pasa no se sabe cómo pasa ni por qué pasa, es "importante".

Misterio misterioso, varios minutos de televisión basura, suena la registradora y usted se queda con la idea de que ese presentadorcillo de voz de pito que pierde el pelo a velocidades asombrosas lo ha puesto en contacto con una verdad fantástica que unos señores muy malísimos le quieren ocultar a usted. Íker el héroe, usted la doncella boba salvada y los demás los villanos de la peor película de la cinematografía mundial.

Y este bulo se lo contará a usted Íker Jiménez sin informarle de las abundantes críticas que se han hecho a Masaru Emoto, confiado en que esta vez no se verá obligado a desdecirse, así fuera con la mendacidad y retorcimiento que usa cada vez que se le atrapa con la mano en la jarra de las galletas, que viene siendo tres o cuatro veces por semana cuando no está de vacaciones.

El empresario sonriente


Vale, Masaru Emoto sí es doctor, ésa es más o menos la única verdad en este cuento.

Página donde usted puede estudiar el "doctorado"
en medicina alternativa que tiene Emoto. Todo
por correspondencia, sin ninguna
validez y sin ninguna utilidad.
Pero es doctor en relaciones internacionales y eso era, nada más, cuando se le ocurrió este bonito negocio. Ya después, en 1992, la Open International University for Alternative Medicines de Calcuta le concedió un título de "doctor en medicina alternativa", lo que equivale, claro, a que Pedro Amorós le hubiera dado seis de sus inservibles diplomas como máster en parapsicología avanzada, porque ese título de una universidad por correspondencia que no reconoce nadie no vale ni el papel en el que se lo escriben.

Bueno, pues el doctor Emoto dice que hace todo eso. ¿Lo ha demostrado? Pues por desgracia no. Como suele ocurrir con todos los brujos y magos que comercian con maravillas, sólo a él y a los miembros de su empresa les salen las fotos que demuestran que el agua hace "figuras bonitas" si se le pone cera una palabra "buena" (en cualquier idioma, claro, el agua es políglota) y que hace "figuras feas" con palabras "malas".

Claro que habría que ponernos a pensar si lo de "bonito" y "feo" o "bueno" y "malo" no son categorías demasiado subjetivas como para hacer un estudio. Por ejemplo, pienso yo, si se pone la palabra "Malo", ¿el agua puede saber si yo quería decir la palabra "malo" en español, que obviamente es mala, o me refería a Malo, comunidad de la provincia italiana de Vicenza cuyos 12.200 habitantes son en general buenas personas (como ocurre en todo el mundo)?

Y eso sin considerar que no todo el mundo estará de acuerdo en que una pieza de buen rock pesado sea más mala o fea que una clásica por pura definición, ya que para evitarse esas angustias, Emoto no mete definiciones en ningún lado de su sarta de ocurrencias indemostradas.

El problema para aceptar las afirmaciones de Masaru Emoto es que nunca han sido sometidas a un estudio científico. Él mismo, que evidentemente es menos tonto que los misteriólogos que lo parasitan para sacar raja, se guarda mucho de afirmarlo: "Emprendí la investigación del agua en todo el planeta no tanto como investigador científico sino como pensador original, como ser humano". Claro, Masaru no es investigador científico, pero tiene ocurrencias (pensador original) que le dejan un dineral sin dar un palo al agua. Y ése es el punto.

Y en otra entrevista, muy orondo reconoce que no entiende muy bien qué es eso del "estudio de doble ciego" (usado en la investigación científica todo el tiempo para evitar que los prejuicios del investigador afecten los resultados).

Claro que a Masaru Emoto, que tanto le gusta el dinero, debería interesarle el tema, porque James Randi le ha ofrecido el premio de un millón de dólares si en un estudio controlado de doble ciego se demuestra que pasa lo que Masaru dice que pasa. Masaru Emoto no ha dicho ni "sí" ni "no" ni "lo estoy pensando".

A ver, que no es malo ganar dinero, ni quererlo, ni ganar mucho, lo criticable es hacerlo con engaños. Ya veo venir a tontos irredentos como Bruno Cardeñosa chillando que no debo criticar si yo también cobro dinero por mi trabajo para vivir. Estos pobres no entienden que lo criticable no es el dinero, sino cómo se obtiene, que si Íker Jiménez se estuviera llenando aún más de plata con algún trabajo que no implicara expeler mentiras a velocidades asombrosas victimizando a cientos de miles de personas que sufren de mala información, no me metería yo con él.

Masaru Emoto no esperó a que la ciencia corroborara sus extravagantes afirmaciones. Siguiendo el sagrado camino del embaucador, escribió un libro, se apuntó a la mafia del niuéich, inventó un rollo místico aburridísimo (el "Hado") y puso una empresa para cobrar por todo eso.

Es decir, que las palabras "buenas" y las formas "bonitas" son las que dice Emoto que lo son, y todo el rollo sobre que el agua "capta" las "vibraciones energéticas" de las palabras buenas mediante la cuántica y los campos de conciencia no está basado más que en las ocurrencias del señor éste y de quienes se suben a su tren.

De allí a afirmar que se puede "purificar" el agua contaminada rezando no hay más que un paso. Y Emoto da el paso con firmeza (pero sin beberse el agua, claro).

Don Masaru actualmente cobra por sus libros, por sus seminarios, por sus conferencias, por cursillos de instructores de Hado, por sus cedés (y los cedés de "música curativa" de otros) y botellas de agua "tratada" para que tenga la "geometría correcta" con el asombroso precio de 35 dólares por 8 onzas o 0,237 litros, o sea más de 140 dólares el litro (más gastos de envío). Eso es lo que promueve este domingo Íker Jiménez en su programa.

De hecho, si compramos todo lo que se anuncia en la página arriba enlazada (y de ello sólo 8 onzas del agua mágica del caradura Masaru), tendríamos que soltar 876,30 dólares más gastos de envío.

Y eso no es nada si nos vamos a buscar sus nuevos y delirantes aparatos como este Sistema de hidratación de la energía del sonido que se usa para "crear" agua tratada para que usted ponga su propio chiringuito por sólo cuatro mil dólares.

No me resisto a traducir un pedacito de la sarta de sandeces que se usan para promover la venta de este adminículo: "Con nuestras formas de Scalarwave MiraCoil [bobinas de alambre], somos los primeros que integran todas las formas sólidas platónicas que están situadas al final de la tabla periódica de los elementos. Hemos meido en una caja las bobinas con formas redonda, de triángulo, de cuadrado, de pentágono y de hexágono alrededor de de tubos de cristal de cuarzo, y estamos usando las formas geometricas para proporcionar campos de energía coherente para estimular los niveles celulares".

(Harían falta páginas y páginas para deshilar esta colección de mamarrachadas: es falso que haya "formas sólidas platónicas" en la tabla periódica de los elementos, como es falso que haya "grupos de música de cámara" metidos en una moneda de un euro. Pero el uso del "cuarzo" (piedra mágica del niuéich, seleccionada porque es baratísima y se puede vender carísimo, como el agua) y lo de los "niveles celulares" nos da la pista de que esto es para embaucar a personas enfermas y desplumarlas sin consideración alguna por sus verdaderos problemas de salud.)

Ramtha, en riguroso efectivo


La asociación de Masaru Emoto y sus locuras con el niuéich logró sus mayores frutos cuando se encontró con una señora que se solía llamar Judith Darlene Hampton, luego se casó con un señor y pasó a llamarse Judy Z. Knight (o J.Z. Knight) y actualmente actúa y cobra con el nombre de Ramtha. Ramtha es, se supone, un guerrero espiritual de Lemuria, de 35,000 años de edad que la posee (o del que ella es médium o "canalizadora", como dicen en el niuéich), y que lo hace desde que en 1977 la señora se puso una pirámide en la cabeza (lo que se conoce como "fase piramidiota del niuéich"). Ramtha tiene un mensaje muy importante para la humanidad, que Judith nos puede dar a mil dólares la conferencia y que no pasa de ser la misma papilla blanducha de "buena onda", "civilizaciones anteriores" y "vibraciones cósmicas" del niuéich de antes, pero más estilo Hollywood y, por tanto, más caro.

Judy-Ramtha ha amasado millones de dólares contando historias que no pueden sustentarse en absolutamente ningún conocimiento, y que no se pueden poner a prueba. Tiene su escuela, la Ramtha School of Enlightenment su empresa editorial y sus presentaciones en persona y en los medios, siempre bien cobradas y no de modo espiritual, sino groseramente material. Además Ramtha le dio el místico "toque terapéutico" para que pudiera curar a la gente tocándola, y cobrar por ello, y todo esto tiene que ver (¡por supuesto!) con los OVNIs, el aura y los chakras.

El mayor intento por conseguir adeptos de Judy fue la producción de la película "¿Y tú qué sabes?" o "¿Qué diablos sabemos?" (What the bleep do we know?) falsamente presentada como documental, con la participación de varios doctores tan falsos como Masaru Emoto y la manipulación denunciada de la participación de un científico de verdad. Todo su rollo pretende ligar la física cuántica, de la que no saben nada, con el rollo místico. Y para conseguir adeptos, se intentó ocultar que quienes produjeron y escribieron la película fueron adeptos de la semisecta de Judy.

Si usted no sabe nada de cuántica, al menos mantenga esto presente: los principios de la mecánica cuántica, los fenómenos de los que habla la teoría cuántica y las ecuaciones de la mecánica cuántica sólo son válidos a nivel atómico y no se les puede extrapolar al nivel macroscópico en el que vivimos nosotros. Para entender esto, basta un ejemplo: Einstein demostró que si viajamos a una gran velocidad, muy cercana a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo), el tiempo transcurrirá más lento para nosotros que para una persona que no viaje a esa velocidad... pero no se puede decir que andar muchas horas en motocicleta a 100 KPH le haga vivir más porque a las velocidades a las que vivimos nosotros, esa característica de la materia no nos afecta. Lo mismo pasa con la cuántica. A nivel atomico y subatómico pueden pasar cosas asombrosas, pero eso no significa que le pueda pasar lo mismo a un florero o a una persona, y todo intento por mezclar la cuántica en la vida a nuestro nivel tiene por objeto separarlo a usted de sus billetes.

La película fue el gran lanzamiento de Emoto al mundo donde se cobra de verdad, mucho y sin trabajar nada. Pero tras su prestigio y fortuna no hay ni un estudio científico que pueda comprobar que ocurren las cosas maravillosas que Emoto dice que pasan.

Pero eso no importa, lo que importa es que usted crea y pague. Después de todo, el mundo esotérico del niuéich adoptó todas y cada una de las afirmaciones de Emoto sin someterlas a prueba... ¿acaso usted se va a creer que es más inteligente e importante que un guerrero lemúrico de 35.000 años de antigüedad? Todos los sitios esotéricos, todas las revistas soplapiteras, todos los misteriólogos profesionales repiten como monos lo dicho por Emoto... ellos no necesitan comprobarlo... ¿para qué querría comprobarlo usted?

Para que no quiera, los salteadores de caminos espirituales cuentan con la complicidad desbordada y entusiasta de personajes como Íker Jiménez y su circo volador de desvergüenzas.